martes, octubre 9

“Ética profesional en la sociedad”


El profesional en su diario vivir no solo confronta problemas con relación a su trabajo, sino también en su profesión de día a día con las personas que le rodean, esto hace que muchas veces cometamos errores sin darnos cuenta que sobrepasamos la línea de lo “correcto e incorrecto” o de lo “aceptable e inaceptable”. Problema que se identifica como la “moralidad y el diario vivir”.

Sabiendo que uno adquiere la personalidad jurídica
al momento de nacer, lo que conlleva "derechos y deberes", sabiendo también que se irán desarrollando con el paso del tiempo. Nuestra vida es regida por diferentes obstáculos que harán de cada individuo lo que será en un futuro; parte de estos obstáculos será el pasar por las distintas etapas de conocimientos: escuela básica, enseñanza media y en última grado, la universidad.

Solo eso no basta para se un “profesional”, ya que esos conocimientos forman una generalidad de la vida y un profesional debe saber combinar generalidad con formación profesional. Entiéndase, por formación profesional un alto grado de
conocimiento que se le inculca a un individuo de la sociedad, dotándolo de un interés particular en su profesión que se va a reflejar en su desempeño diario de la vida.

El
carácter para el individuo en su profesión se refleja desde tiempos antiguos, ellos han experimentado un progreso en todos los tipos de ciencias, han conquistado y desarrollado experimentos que tiempos atrás hubieran sido inimaginables de realizar. El profesional sin carácter puede tender a caer en un modelo usado por cientos de profesionales, puede llegar a caer en lo que sería la mediocridad, siendo éste el título menos deseable para personas con aspiraciones en la vida.

El carácter no se forja solamente con un título, se hace día a día experimentando cambios, ideas, experiencias, se hace enfrentándose a la vida. En definitiva, el título es como el "adorno" de la profesión. No importa si lo tienes, lo importante es saberlo utilizar.
La vocación es un deseo entrañable hacia lo que uno quiere convertirse en un futuro, a lo que uno quiere hacer por el resto de su vida, es algo que va enlazado y determinado por tus conocimientos generales. Un profesional que carezca de vocación, el
proceso puede ser más tardío y difícil para poder desarrollar sus conocimientos, a diferencia de un profesional que sienta una verdadera vocación.

En la ética profesional vemos que hay varios aspectos en los cuales tenemos que tomar en cuenta al hablar de ellos; la formación profesional, la cual nos dice que es lo que nosotros vamos aprendiendo durante toda nuestra vida en la sociedad y que nos va forjando; luego vamos con el carácter profesional la cual nos moldea en nuestra profesión y nos va a dar la diferencia entre la perfección y la mediocridad, luego hablamos de vocación la cual es como las destrezas y/o habilidades que la persona tiene hacia determinada profesión para lo cual pienso que s importante pero no determinante al momento de verlo sede el punto de vista de la ética, hace mas difícil
el aprendizaje en la persona; la orientación profesional pienso que es la importante ya que en mi opinión el problema en muchos casos no seria la vocación sino la orientación que la persona a tenido la cual la profesión que a escogido pueda que no haya sido lo que esperaba; “costumbre” es el marco de referencia de la persona, además de su código de ética, la cual depende de la sociedad en la que sé esta viviendo y la época; y la responsabilidad y libertad es cuando nosotros mismo somos conscientes e nuestros actos y podemos tomar decisiones concretas, La libertad nos lleva a la responsabilidad de elección, acto voluntario, como liberación frente a algo, como realización de una necesidad.

Por lo tanto, la ética profesional se rige, al igual que la ética, por los parámetros entre lo “que se debe y lo que no se debe hacer”, es esa línea en la que muchos profesionales juegan y seducen como si fuese parte del “profesionalismo” el rozar la inmoralidad abalado quizá por algunas leyes o “requisitos laborales”. Si mirásemos bien lo que es el profesionalismo, si analizásemos por un instante lo que realmente se requiere para ser un buen profesional y servir de algo dentro de esta cada vez más amoral sociedad, la definición de un “exitoso profesional” cambiaría, de un poco ético empresario a un ético y profesional trabajador.


No quiero confundir ni avalar nada; espero no mal interpretar estas palabras, espero no confundir. Cuando hablo de ética, recuerden, que hago referencia a la “ley del justo medio”, no se puede exagerar en ningún ámbito. Siempre los extremos son perjudiciales. La correcta ética no es aquella que sirve para censurar ni amparar actos; la verdadera ética es personal. Estoy consiente que hay “ética social”, pero (espero no sonar individualista ni egoísta) la ética social está formada por el conjunto de la ética de cada persona, así que, si cada uno es consiente de la responsabilidad que tiene como ciudadano, de ser un buen y verdadero profesional; sé que seremos capaces de mantener esa ética profesional que rige a cada trabajo independiente de los otros, pero, común ante una cada vez más exigente y necesaria “Ética social”.

Por consiguiente, no me queda más que instar y promover ese verdadero profesionalismo, aquel profesionalismo amparado por la constitución, las leyes civiles y, sobre todo, la ética.